El híbrido humano extraterrestre que estuvo viviendo entre nosotros.
En esta ocasión, os voy a relatar una historia que trata de un híbrido entre humano y extraterrestre. La historia la pueden coger como quieran, se la pueden creer o simplemente pasar un rato de entretenimiento. Al fin y al cabo, lo que ocurrió fue así de todas maneras. Esta es la historia de Leroth Muth.
En 1978 nació en Vernal, capital del condado de Uintah del estado de Utah, Estados Unidos, un niño un tanto especial. Por aquel entonces la familia Simmons no andaba muy bien económicamente, pues según decían en esas tierras no había mucho que hacer, y cuidaban una granja de la zona a cambio de poder vivir en una pequeña cabaña dentro de la misma. Thomas y María Simmons esperaban a un hijo, y como mencionamos anteriormente, María dio a luz en uno de los establos sin poder llegar a tiempo al hospital más cercano. La asistió su marido Thomas y una vecina de la granja cercana.
Fue un parto muy rápido, a penas duró unos 20 minutos, pero esto no fue lo que más les sorprendió, fue el aspecto del niño lo que les dejó sin palabras. Tras el escándalo entre los vecinos, algunos decían que una vaca parió a un híbrido humano y animal, otros un ternero de dos cabezas, pero la realidad fue otra. Leroy Simmons nació con unas diferencias faciales inusuales, tenía los ojos rasgados e inclinados hacia abajo, así como las orejas largas y acabadas en punta.
Un diagnóstico equivocado
Cuando la familia Simmons llevó a Leroy al médico, les comentaron que podría padecer el síndrome de TREACHER-COLLINS, incluso le diagnosticaron síndrome de DOWN. Entre los expertos habían discrepancias pues después de ciertos análisis nada era concluyente, quizá sería un nuevo síndrome no catalogado hasta entonces por la medicina. Aun así, los médicos les recomendaron que hicieran una vida normal con el niño, y que les hicieran visitas periódicas para ver si mostraba cualquier tipo de anomalía en su salud.
Los años pasaban y el niño se comportaba igual que cualquier niño sano, no mostraba ninguna discapacidad sensorial, así como tampoco discapacidad intelectual. El mayor dilema para los padres fue llevar al niño al colegio, pues pensaban que no sería bueno para él por las posibles burlas y mofas de los demás niños.
Aun así Leroy empezó a ir al colegio, los dos primeros años de primaria parecieron ser buenos para él, pero todo cambió en tercer curso. Los niños más mayores del colegio se metían con él, le llamaban duende o elfo, llegando al punto de en ocasiones pegarle y romperle la ropa. Una tarde, cuando Thomas Simmons fue a recoger a su hijo, se encontró un escenario un tanto inusual. Llegaba 20 minutos tarde y vio a un gran número de niños en el suelo, gritando y quejándose de sus oídos. Cuando bajó del coche fue hacia su hijo para ver si estaba bien, y dio la casualidad de que era el único que estaba perfectamente de entre todos los demás niños.
Cambio de residencia
A la semana siguiente, Leroy hizo una trastada en casa, a lo que su madre le regañó por lo que había hecho, al momento Leroy se puso a gritar con un estruendo muy fuerte y agudo, de tal modo que, sus padres sintieron una fuerte cefalea y un dolor muy agudo en los oídos. A Thomas le llegó a sangrar un oído, y tuvo que ir al médico para que le revisaran los tímpanos.
Thomas comprendió que cuando vio a aquellos niños llorando en el suelo, fue a causa de un grito de su hijo. El matrimonio, que esperaba por aquel entonces una hija, decidieron mudarse a otra casa, ya que Thomas consiguió otro trabajo que les permitió vivir un poco mejor a lo que económicamente se refiere. Entre el traslado y los cambios que Leroy experimentaba, su comportamiento empezó a cambiar. Se volvió un niño más introvertido, evitando cualquier relación con los demás. En el colegio se aislaba y sus compañeros empezaron a tenerle miedo, solo se metían con él de lejos.
Al cumplir los 11 años, Leroy estaba cansado de celebrar sus cumpleaños con sus primos y vecinos. Le decía a su madre que él tenía otros amigos que vivían en el cielo y quería celebrarlo con ellos. La madre no comprendía nada, y de igual modo, continuó con los preparativos del cumpleaños, esa tarde Leroy desapareció.
La búsqueda de Leroy
Familiares, vecinos y amigos empezaron a buscar a Leroy por todas partes, tras 4 horas de búsqueda avisaron a las autoridades locales. En la zona donde vivían a penas habían 6.000 habitantes, y cada casa o granja estaba a una distancia considerable. Tras horas y horas de búsqueda, la hermana pequeña de Leroy, Marta Simmons, enfocó con su linterna al tejado de su casa y encontró a Leroy subido allí arriba. Llamó a su madre, y poco a poco las personas fueron llegando al lugar tras los avisos por radio de que lo habían encontrado. Leroy estaba en lo alto del tejado, con los brazos extendidos y mirando hacia las estrellas.
Después de bajar al pequeño del tejado, los padres le preguntaron por qué se subió ahí arriba, que lo habían pasado muy mal buscándolo. Él les miró con aquellos ojos azules rasgados, y les dijo: «Siento que lo hayáis pasado mal, pero yo sé que no pertenezco a este mundo».
Unas palabras que al menos a su madre le marcaron durante mucho tiempo, ya que conforme Leroy se fue haciendo mayor, sus capacidades intelectuales aumentaron considerablemente. Empezó a ver documentales y revistas en el que hablaban sobre híbridos humanos extraterrestres, con los cuales él decía estar identificado. Leroy se dejó el pelo largo para ocultar sus puntiagudas orejas, y casi siempre iba con gafas de sol para ocultar sus ojos. Algunas veces usaba capucha para pasar desapercibido, pero todo eso no le prohibió seguir estudiando hasta llegar a la universidad.
Los sueños reveladores
En 2002 María Simmons empezó a tener unos sueños muy extraños. En ellos ella aparecía en la antigua granja donde vivían, tirada en un establo rodeada de luces por todas partes. Ese sueño se repetía constantemente. María relataba que en cada sueño aparecían cosas nuevas. Decía ver seres extraños que la agarraban y otros más altos la sedaban de alguna forma, e introducían unos tubos en sus partes íntimas.
Leroy, con 24 años estaba buscando independizarse, ya que trabajaba en una empresa de diseño y publicidad. Por casualidad, escuchó hablar de esos sueños a sus padres, y se interesó mucho por ellos.
Consiguió el contacto de un psiquiatra que realizaba regresiones, y que ya había participado en otras sesiones con supuestos abducidos por extraterrestres. María fue reacia a someterse a esa regresión, pero los sueños se tornaban cada vez más reales, y al final decidió participar.
En sus sesiones, María relataba que se levantaba de la cama para hacer callar a los perros de la granja. Iba al establo y veía a los caballos muy nerviosos, los intentó calmar y de repente unas luces flotantes empezaron a rodearla. Se postró en el suelo y unas criaturas de baja estatura y con aspecto muy extraño la forzaban a permanecer ahí tumbada. Otros seres más altos entraron con una máquina plateada para introducirle un apéndice extraño en su útero. Después de eso solo recuerda encontrarse en su cama con una gran mancha de sangre en su camisón.
Adiós Estados Unidos
Después de aquella experiencia, algunos medios se interesaron por el caso, pero María Simmons no quería aparecer en ningún medio televisivo. Leroy se retrataba así mismo como un híbrido humano extraterrestre, y decía que sabía que no pertenecía a este mundo. Cosa que llevaba diciendo desde pequeño, pero ahora estaba 100% seguro de ello. En 2004 Thomas Simmons falleció a causa de un aneurisma, y María decidió irse a su país natal, España. Leroy decidió acompañarla, pero su hija Marta quiso quedarse allí, pues tenía una relación con un chico y un trabajo estable.
En su viaje en avión a España, los pasajeros vieron unas extrañas luces que volaban a los lados del avión. Leroy le decía a su madre, que los estaban siguiendo, que algo en su cabeza se lo decía. Llegaron a España y se asentaron en la casa de los abuelos de Leroy.
Pasaron algunos años y la vida para aquel muchacho de Utah continuó normalmente. Se adaptó enseguida al idioma, incluso trabajó en varias agencias de publicidad de España. Sus capacidades psíquicas aumentaron, pues decían que era capaz de hacer vibrar objetos con su mente. También decían, quienes lo conocieron que podía leer la mente y curar algunas dolencias con la imposición de manos. Se hacía llamar Leorth Muth, pues decía que venía de ese planeta, el planeta Muth.
Partida hacia las estrellas de el híbrido humano extraterrestre que estuvo viviendo entre nosotros
En 2013 aparecieron unas imágenes de el híbrido humano extraterrestre en las redes sociales, de las que posiblemente él mismo subió a internet. Desde aquel año nadie supo nada de él. Su madre había fallecido en el 2012 y él desapareció al año siguiente. Algunos decían que se fue a su planeta, ya que él lo comentaba entre sus conocidos. Decían que lo contaba como si fuera algo sin importancia, pues reiteraba que era un híbrido humano extraterrestre.
Desde Planeta Nait no hemos podido averiguar nada más sobre Leroy Simmons, o como él se hacía llamar: ‘Leroth Muth’. Quizá partió hacia su planeta, quizá siga viviendo entre nosotros, quizá todo sea una historia irreal, no lo sabemos, simplemente sabemos lo que les hemos relatado en estas líneas.
¿Te ha gustado esta entrada? Comparte.