Los vicios son la contra parte de las virtudes. No hablamos únicamente de los aspectos relacionados con las adicciones. Sino con una serie de conductas negativas que impactan en la forma en la que nos relacionamos con los demás; y, en general, en la forma en la que vivimos.
FUENTE: EL BLOG DEL MASÓN
[av_dropcap1]L[/av_dropcap1]os vicios se transforman fácilmente en problemas difíciles de combatir si no se identifican y se combaten a tiempo.
Los seres humanos somos criaturas que por naturaleza cometemos errores y estos no están relacionados con los vicios de manera necesaria.
Sin embargo, la comisión constante de esos errores sí puede estar relacionada con una conducta viciosa que no nos deja avanzar.
Por ejemplo, si constantemente tenemos que pedir disculpas por alguna falta, como llegar tarde, no estar presentable, faltar a una promesa, incumplir con un pago, etc. Entonces tenemos un vicio o varios.
La labor de un masón es la de identificar estos elementos que constituyen un vicio e intentar, en la medida de sus posibilidades corregirlo.
Ser un masón, como ves, no se trata de utilizar un mandil y decir algunas palabras raras o portar anillos masónicos por la calle con la esperanza de que nos identifiquen como miembros de la orden.
Ser masón es aceptar la responsabilidad de hacerse cargo de uno mismo en la labor de transformación que demanda de nosotros la institución masónica.
¿Cómo combatir los vicios?
El combate de los vicios es una tarea que nos puede llevar años e incluso toda la vida. No siempre es suficiente con la fuerza de voluntad. En la mayoría de los casos, los vicios son conductas que están arraigadas en la forma de comportarnos. Este tipo de conductas, por supuesto, están relacionadas con aspectos negativos de nuestra vida.
Los masones no somos personas distintas a los no masones, somos bastante iguales.
Los masones no somos personas distintas a los no masones, somos bastante iguales. La diferencia estriba en que nosotros somos un poco más conscientes de nuestros deberes respecto de esta labor de auto mejora.
AUTOEXIGENCIA PERSONAL
En realidad, esto significa que deberíamos ser más exigentes con nosotros mismos respecto de lo que hacemos y lo que dejamos de hacer para combatir nuestros vicios.
Algunos vicios son más complicados de combatir que otros porque dependen enteramente del caso en concreto. Por ejemplo, lo que para un hermano podría ser un vicio muy fácil de corregir, para otro podría ser una lucha que lleva haciendo durante toda su vida. Como casos conocidos tenemos la obesidad, la procrastinación, la pereza, la falta de compromiso, la impuntualidad y otros más.
Lo que recomendamos es que, con ayuda de la masonería, demos el paso hacia un acto de amor propio para intentar mejorar como personas.
Pero, si la empresa es demasiado ambiciosa o complicada para realizarse por sí sólo; entonces es importante no descartar la búsqueda de ayuda profesional. En otras palabras, la masonería no te hará mejor persona por sí misma, te dará algunas herramientas para que, voluntariamente intentes modificar lo que tu consideres que está dañando tu vida, nada más.
¿Por qué es importante el combate de los vicios?
La razón principal por la que es importante el combate de nuestros vicios es por amor propio. Un acto de reconocer que algo no está del todo bien en nuestras vidas y que está en nuestras manos modificarlo o eliminarlo.
El masón es una persona común y corriente que tiene como misión en la vida intentar ser una mejor versión de sí mismo que la que era cuando ingresó a la orden. La tarea no es nada simple pero puede traer enormes beneficios si se realiza de manera adecuada.
Además, la labor de mejorar como persona no tiene que realizarse en soledad. Uno de los grandes apoyos que ofrece la orden masónica es que con ayuda de tus hermanos -personas iguales a ti-, puedes identificar estrategias para ser una mejor persona.
AUMENTO DE SALARIO
Eventualmente, cuando el tiempo y tu trabajo dicten que estás siendo una persona que ha obtenido los beneficios de la introspección y el desarrollo personal, la logia, tus hermanos, te premiarán con un eventual avance de grado.
De cualquier manera y aunque un pase al segundo grado llegue, la misión del perfeccionamiento no concluye. Siempre se es consiente de algún aspecto que valga la pena pulir un poco más.
Y esa, es la verdadera meta de la iniciación masónica, aprender que la virtud y el vicio son elementos inherentes a las personas y que no podemos sino vivir con ellos. Pero, en la medida de nuestras posibilidades, podemos aprender a utilizar tanto nuestros elementos simbólicos como las alegorías que nos da la orden, para convertirnos en mejores seres humanos.