La masonería rechaza la idea de pedirle normas éticas a la ciencia porque su misión es exclusivamente formativa, y se opone al secreto del resultado de los descubrimientos científicos por razones bélicas o nacionalistas que repugnan a la condición de hombres libres que caracteriza a todos los masones.

Desde la Gran Logia de Argentina se reclama la liberación de las vacunas.

La Masonería y las vacunas: circunstancias extraordinarias requieren acciones extraordinarias.

La humanidad enfrenta la primera crisis global del Siglo en un contexto en el que el debate acerca de las ideologías resulta obsoleto. Lo que está en juego es otra cosa. Los tiempos son otros. La velocidad de los acontecimientos también cambió.

Al vértigo y la letalidad de la enfermedad se contraponen el desarrollo de vacunas en tiempo récord, y esa nueva realidad nos enfrenta a su vez, a dilemas inéditos como la logística de una distribución planetaria: la de la enfermedad y la de su vacuna.

Pero ese nuevo estado de cosas revela una de las tragedias más grandes del mundo actual: la desigualdad entre los pueblos. No se trata de confort o de eficiencia: se trata de la vida de las personas.

La Masonería no puede sustraerse a ese debate. No alcanzan las obras filantrópicas, la solidaridad y la fraternidad porque no estamos frente a un grupo afectado, sino a un riesgo transversal, capaz de impactar a cualquiera.

La Masonería no es un foro de debate acerca del porvenir de las ideologías ni de la economía; es un punto de encuentro para la Humanidad. Cada masón es libre de interpretar la realidad con sus herramientas, pero la institución que nos reúne reclama que la solución sea para todos.

Del mismo modo que el Hombre logró erradicar otras enfermedades articulando estrategias que contemplaron los intereses y las necesidades de los actores involucrados en el descubrimiento, la fabricación, la distribución y la aplicación de las vacunas respectivas, es la hora de dar ese paso en el Siglo XXI.

La Masonería reclama una vacuna para cada persona que la necesite. Reclama la articulación de un encuentro de voluntades que lo haga posible. Reclama que la lucha por la vida sea una prioridad frente a las legislaciones, los intereses y los motivos a través de la liberación de las patentes como lo propone la OMS, recientemente la Unión Europea y varios países que necesitan con urgencia garantizar la provisión de las vacunas.

La Masonería, a través de sus hombres, tiene la tarea de hacer posible ese encuentro. Los masones de hoy podemos ser esa herramienta.

Pablo Lázaro

Gran Maestre de la Gran Logia de Argentina.