Parece que la larga espera llega a su fin. El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y el Cabildo Insular se disponen ya a abordar la tantas veces postergada rehabilitación del templo masónico de la calle de San Lucas, el mayor que ha existido nunca en España y una joya arquitectónica de finales del siglo XIX.


FUENTE: GLSE

El inmueble, propiedad del Ayuntamiento tinerfeño, lleva décadas en estado de total abandono, según ha difundio en redes sociales La Gran Logia Simbólica de Espana (GLSE) y la Gran Logia de Canarias, principales impulsoras del proyecto.

El comunicado relata:

Las encargadas del proyecto son la arquitecta María Nieves Febles y la restauradora Fernanda Guitián. Todo indica que la petición firmada el 15 de abril de 2019 por la GLSE y por la Gran Logia de Canarias, en el sentido de crear en el gran edificio un Museo de la Masonería o un centro de estudios de referencia, será la que impulse los planes de restauración del gran templo.

Infografía de la GLSE en la que anuncia la rehabilitación del templo.

Desde el momento mismo de su elección, el Gran Maestro de la GLSE, Xavier Molina, se tomó muy en serio la recuperación de un espacio masónico histórico que no tiene parangón en España. En varias ocasiones ha mantenido conversaciones muy cordiales con la entonces vicepresidenta del parlamento canario, Cristina Tavío; con el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, y con su predecesora, Patricia Hernández; con el que fuera presidente del Cabildo Insular, Carlos Alonso; con la presidenta de la Comisión de Memoria Histórica del Ayuntamiento capitalino, la exsenadora socialista Mercedes Pérez Schwartz, y con los dos últimos presidentes de Canarias, Fernando Clavijo y Ángel Víctor Torres.

«La petición firmada el 15 de abril de 2019 por la GLSE y por la Gran Logia de Canarias, en el sentido de crear en el gran edificio un Museo de la Masonería o un centro de estudios de referencia, será la que impulse los planes de restauración del gran templo».

En todos los casos transmitió el mismo mensaje: el Templo de la calle de San Lucas debe rehabilitarse como centro de estudios sobre la masonería, abierto al público, y debe volver a cumplir su función como lugar de reunión ritual de los masones. Pero de todos los masones y masonas de Canarias, sin protagonismos ni exclusiones, independientemente de a qué organización pertenezcan.

El Templo

La arquitecta María Nieves Febles y la restauradora Fernanda Guitián serán las encargadas de la rehabilitación de esta joya arquitectónica, el Templo Masónico de Santa Cruz de Tenerife. El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y el Cabildo Insular de Tenerife, van a procurar su recuperación y devolución de la prestancia que tuvo en el pasado, con la colaboración de un equipo de historiadores y expertos que ha estudiado el alto contenido simbólico del edificio.

Está situado en el centro de Santa Cruz, en la calle San Lucas. Fue declarado Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento en el año 2007. El edificio se diseñó en 1899 por el arquitecto Manuel de Cámara y Cruz y se terminó en 1904.

Desde el momento de su fundación la Logia Añaza, se había planteado la adquisición de un inmueble para su sede. Pero en 1899, la comisión encargada del tema, se propuso construir un edificio adaptado a las necesidades de funcionamiento del taller.Se conservan los planos del proyecto inicial presentados al Ayuntamiento de Santa Cruz el 12 de octubre de 1900 por el arquitecto, uno de los arquitectos tinerfeños más importante entre el s. XIX y el XX.

La Logia Añaza, tuvo tras su nombre distintivo tres cifras: nº 125, 270, 1 y, de nuevo, 270. Esta cifra tiene que ver con el número de talleres que integran un Oriente en el momento en que una Logia se registra bajo su obediencia. Añaza, formó parte del Gran Oriente Ibérico, del Grande Oriente Español, de la Gran Logia de Canarias y del Gran Consejo Federal Simbólico del Grande Oriente Español, sucesivamente.

Hasta 1936

Fue el más relevante de los talleres masónicos canarios y el de mayor duración: se creó el 1 de abril de 1895 y se mantuvo hasta 1936. En el día mismo del estallido de la sublevación militar, la Falange se incautó del edificio y de sus archivos, poniendo fin a la existencia de la Logia.

Arquitectónicamente, refleja que su autor supo adaptarse a las necesidades simbólicas de la Masonería. El proyecto inicial no presentaba la plétora actual: parte de los elementos se añadieron de manera posterior. Desde el origen se concibió como egiptizante: moldura en forma de gola de puertas y ventanas del primer piso, jambas en talud de la puerta, capiteles palmiformes de las dos columnas de orden monumental y cenefa, pilares dyed del friso recorriendo el entablamento, y algunos ornamentos que podrían tal vez interpretarse simbólicamente como egipcios.

Imagen antigua del templo.

Las tres calles de la fachada se corresponden con tres espacios longitudinales de funciones diferenciadas en la planta inferior. La entrada se abre a un salón de los Pasos Perdidos que sirve de distribuidor y da acceso al propio templo, que ocupa el frente y alcanza dos alturas, (esto no estaba así en el proyecto inicial, donde aparentemente había una puerta de entrada desde el piso superior). Tampoco se conserva ningún plano que previera en el subsuelo la cámara de reflexión: una gruta artificial para el encierro del neófito que precede a la ceremonia de su iniciación.

El edificio se inauguró y consagró en 1904. En ese momento la fachada tenía el ladrillo sin enlucir. Sobre 1917-21 se coloca la actual verja de cierre. El revestimiento de la fachada se inicia en el verano de 1921. La obra final presenta con respecto al proyecto original, más austero, cambios importantes: símbolos añadidos −esfinges, sol alado sobre la entrada−, algunas sustituciones interesantes —balaustrada de las ventanas mediante columnitas papiriformes, decoración de las hojas de la puerta—, además del abandono definitivo de las antefijas en el remate. Con todas estas variaciones, el edificio gana en coherencia estilística al homogeneizar los ornamentos en un sentido neoegipcio.

Es improbable que Cámara fuera el autor del resultado final. Según la documentación de la logia, tres de sus miembros son los responsables del modelado de las figuras de la fachada: José Ruiz Rodríguez, maestro de obra, su hijo y Guzmán Compañ Zamorano, escultor. El exterior se pintó en un tono blanquecino, sin resaltar los elementos más significativos.

Fachada del templo.

En 1928 de concluyeron las obras de la fachada y de la decoración interior. No se han conservan las pinturas que ornaban la sala de banquetes y la de reuniones, pero se conocen por fotografías y no eran de inspiracion egipcia: en la Sala de Tenidas un cielo nublado con el Sol al Oriente y la Luna en Occidente con fondo sombrío y en la Sala de banquetes un cielo cubierto también de nubes, con siete figuras alegóricas: cuatro angelitos, dos personajes femeninos, seguramente la Justicia y la Verdad y otro masculino.

Todo el edificio se concibió para simbolizar el proceso de iniciación masónica. El retranqueado del frente respecto a la calle, produce un pequeño espacio delantero que favorece la visión del conjunto. El templo se erige sobre un estilóbato y se estructura en dos cuerpos o pisos que, a su vez, se dividen en tres calles, gracias a la presencia de dos semi columnas palmiformes de orden monumental, que se constituyen en el elemento definidor de la fachada. La división tripartita, es muy típica en las obras de Cámara, aunque aquí son necesarias por el significado simbólico que ha de tener el edificio.

«La arquitecta María Nieves Febles y la restauradora Fernanda Guitián serán las encargadas de la rehabilitación de esta joya arquitectónica»

El capitel, por el contrario, no reproduce la azucena que remataba este santuario. El arquitecto se ha inspirado en los palmiformes egipcios, sin copiarlos: les dota de menor esbeltez que los originales y con un perfil más redondeado. En el proyecto está formado por siete hojas de palma, pero en la realización el número se elevó a once. Su forma resulta además un tanto atípica, pues no presentan la rigidez antigua y parecen doblarse por su propia suavidad. Y, para mayor extrañeza, cada hoja está rematada por una esfera.

El AT menciona doscientas granadas fundidas por Hiram como remate de cada columna, pero Cámara culmina sus columnas algo que crea específicamente para este edificio, sin formas conocidas en las construcciones masónicas: el perfil sinuoso del capitel y las esferas que lo terminan recuerdan un elemento muy frecuente en la arquitectura egipcia: el friso con ureos, cuya función simbólica era de protección del edificio. Se revestió la fachada, al pie de cada columna con esfinges, que no habían sido proyectadas en 1900, flanqueando la escalinata de acceso, dominando desde el estilóbato a todo el que pretendiera entrar en el edificio. Las esfinges egipcias eran masculinas, pero estas presentan cara angulosa de varón, con pechos femeninos.

Simbología de la fachada.

El modelo para las columnas son los de Yakin y Boaz, los dos soportes de bronce fundidos por Jiram de Tiro para el templo de Salomón en Jerusalén (I Re, 7, 15-22; II Cro 3, 15-17)17, siguiendo una tradición bien establecida por la Masonería. La basa clásica y el fuste liso no son ajenos a la austeridad del estilo del arquitecto. A modo de astrágalo se extiende un conjunto de tres molduras, de las que la central es quebrada y sirve de recuerdo de los encajes y trenzados d el templo de Salomón.

Seis grandes vanos verticales se disponen simétricamente en la fachada, tres en cada planta. Solo el central inferior actúa también como puerta de acceso, para resaltar más el eje.El vano de la puerta está enmarcado por una moldura ancha y plana, que se estrecha ligeramente en altura. Esta reducción reproduce el talud de los pilonos de acceso a los templos faraónicos, impresión que se ve reforzada por el dintel en forma de gola egipcia.  Esta se recubre de palmas verticales. Idéntico remate culmina las dos ventanas de la planta baja, pero con una ligera diferencia, pues sus hojas son menores y de un relieve menos profundo que las de la puerta, pareciéndose más a las de las dos columnas.  

Tradición egipcia

Esta tradición canónica egipcia, se refuerza mediante la imagen de Behedety, el sol alado, añadido sobre el dintel en el momento del revestimiento final de la fachada. La puerta también difiere del modelo inicial. En las primeras fotografías el vano está cubierto parcialmente por un muro de ladrillos, de manera que la actual debió de hacerse durante la década de los 20. La definitiva es de madera con dos hojas y dos montantes, decorados con hileras verticales de casetones, compuestos por triángulos que forman una cruz griega, aludiendo al Capítulo Rosacruz que incluía la Logia.

Las hojas presentan tres ejemplares y los montantes aparentan tener dos, pero el inferior parece quedar oculto por un frontón; en la actualidad, las molduras de sus lados inclinados se han perdido.

El lateral de cada puerta está ocupado por una columna muy esbelta que llega hasta el frontón del montante, que parece soportado por ellas. El conjunto reproduce así, a su vez, otra fachada del templo de Salomón. Igual que las columnas gigantes del edificio, son palmiformes, pero de un perfil egipcio canónico −no así su base−, presentando una serie de astrágalos que reproducen los trenzados e hileras de granadas del Antiguo Testamento.

Color oscuro

Su color oscuro puede haber sido elegido para darle un valor simbólico: mostrar las tinieblas exteriores en que vive el profano, que quedan detrás cuando los iniciados entran en la claridad que reina en el santuario interior. Las molduras de las ventanas de la planta principal están culminadas en semiesfera y una pilastra con punta de diamante horizontal en la basa, fuste estriado y capitel que se ensancha hasta llegar al entablamento superior.

Otra innovación de la fase de conclusión del edificio fueron los balaustres de fábrica que sujetan los antepechos de las cinco ventanas. Son columnas pseudoegipcias que mezclan el fuste de las papiriformes cerradas con un capitel en el que no se marcan los tallos, sino los pétalos, como en las lotiformes.

El cuerpo superior, cuyo paso central se sostiene sobre los capiteles de las dos columnas, consiste en un entablamento muy cargado de elementos decorativos. La base consiste en una cenefa formada por un faldón con remates vegetales adornados por una sucesión de flores de lis. El friso que recorre toda la fachada presenta un ritmo de metopas y pilares que enmarcan ventanas peque as; las metopas están compuestas por tres tallos vegetales muy tiesos de los que el central recuerda el abanico de plumas egipcio, y los laterales unas flores de loto muy estilizadas; los pilares alternos repiten el contorno del pilar-dyed (como signo jeroglífico se lee “estabilidad, permanencia”) en una versión simplificada que presenta un único trazo horizontal.

Por encima de todo este entablamento, una serie de cornisas crean el alero que culmina el edificio. El remate consiste en un frontón triangular. En el tímpano, presidiendo toda la construcción, el Ojo radiante representa al Gran Arquitecto del Universo. El magnífico edificio, decorado hace 120 años con motivos de inspiración egipcia, estuvo activo como logia masónica hasta la sublevación militar de 1936. Después fue usado como local de Falange Española (el partido de corte fascista que protagonizó el “movimiento” franquista), como almacén y como farmacia militar, hasta su total abandono.